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anamayoral

La isla bajo los escombros

Hace unos meses comenté la magnífica novela de Isabel Allende La isla bajo el mar, en la que narraba los terribles orígenes de Haití, una nación forjada por la esclavitud. Con semejantes comienzos esta nación no ha levantado cabeza, supongo porque los europeos sólo nos hemos dedicado a esquilmarla y a nadie le interesa que progresen, salvo a las ONG´s. Ahora han sufrido este horrible terremoto, que por lo menos ha afectado a todos por igual, pobres y no pobres, aunque también a las personas que intentan mejorar la situación del país.

Si ya los comienzos de Haití fueron espantosos (con esclavos traídos de África por los franceses que eran tratados peor que animales, cuya experanza de vida miserable era de pocos años malviviendo en condiciones infrahumanas. Después se produjeron las lógicas revueltas encabezadas por los eclavos huídos que también sembraron el terror entre los blancos, y para empeorarlo todo más resulta que había diferentes tipos de gente de color según el porcentaje de sangre blanca y encima también se odiaban entre sí) qué se puede esperar.

Desde la comodidad de nuestra vida en Europa, nos quejamos de la nieve o las inundaciones entorpezcan nuestro planes o dificulten el acceso al trabajo, y se llenan los telediarios y programas con reporteros que se meten hasta las orejas entre la nieve o en casas inundadas. Sin embargo esto no es nada para lo que han sufrido y les queda por sufrir a esa gente cuyos ancentros fueron arrancados a la fuerza de sus países, cuyos paisanos morían como moscas en los barcos que los llevaban al Caribe, y que ya no sólo es que tengan que sobrevivir a la violencia y el hambre sino que también la tierra se confabula contra ellos para llevarles otro castigo bíblico. ¿Qué pecado han cometido? Cada vez me reafirmo más en que Dios no existe, pero el infierno sí, y está en Haití, en Irak, en Afaganistán, etc. Y no se sabe porqué, los causantes de tanta desgracia vivimos como reyes, sin que las catástrofes nos rocen.

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