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anamayoral

Los pijos también tienen pelusas

No se trata de uno de esos grupos de facebook a los que agregarse, aunque seguramente ya exista dado el gran poder que tienen las redes sociales para crear cosas inverosímiles. Menos mal que esto no lo escribí ayer, como era mi intención, porque habría pensado que la aparición de unas rebeldes pelusas grises en mi salón sería algún castigo cósmico. La verdad es que ayer, en una casa muy bien, mi pareja que lo ve todo como dios, descubrió unas enormes pelusas campando a sus anchas sobre unas alfombras persas. Las pelusas no respetan nada. Si la dueña que apareció tan perfecta ante nosotros se hubiera percatado de su presencia seguro que ya estaba despidiendo a la asistenta. Por mi parte, mi pareja es la que lucha contra su aparición, menos mal que suelen congregarse en determinados puntos de la casa, que son como las plazas y los parques de las pelusas, en las que se solazan juntas, hecho que facilita su eliminación.

Esta mañana esperaba a una amiga y se me rebelaron dos o tres sobre la tarima de roble, y apenas disponía de tiempo para eliminarlas antes de que llegase. Después me di cuenta de que no eran tales sino las que producen los chopos en esta época del año: blanquecinas, casi etéreas, y que son iinfinitamente más difíciles de recoger que las grises de toda la vida. Eso me hizo sentir mejor, pues aquello era tan sólo la prueba de que habíamos ventilado la casa y no de que fuéramos unos cerdillos.

Dirán que en qué cosas se entretiene una con la que está cayendo en España y por el mundo. Tal vez sea una frivolidad escribir sobre estas cuestiones, pero más frívolo me parece lo que oigo todos los días. Tal vez los pijos tienen pelusas porque no les llega para la asistenta y no han adquirido todavía la tecnología y los conocimientos necesarios para eliminarlas.

 

 

 

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