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anamayoral

Siempre el sol

Se anuncia una sequía apocalíptica y al día siguiente la lluvia barniza las calles, da lustre a los polvorientos árboles y dota de cualidades resbaladizas al empedrado. La mañana es triste. No por la lluvia tan deseada, sino porque la tristeza se escapa de los poros de mi alma, enturbiando el cielo, empañando los cristales de mi casa.  Tengo derecho a sentirme triste, a que la pena me visite unas horas, a que las sombras me abracen sin consuelo. Pero también me siento en la obligación de sacudirme, de desembarazarme del pesar y mirar a través de las nubes. Y detrás de las nubes siempre espera el sol.

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