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anamayoral

A mi no me llevaron al morfopsicólogo

A mí no me llevaron al morfopsicólogo y así me va. Que ya no sé si soy de letras o de ciencias, o una mujer del Renacimiento con el temor de "el que mucho abarca poco aprieta". Resulta que ahora es preceptivo llevar a los niños al morfopsicólogo para que nos proporcione la orientación académica y profesional. Al menos eso es lo que he podido ver el el programa de tv1 España directo. Dos madres acudían a sus hijos a la consulta, y el gurú de la psicología aliada con el estudio de los rasgos faciales aconsejaba como educarlos y qué profesiones serían más adecuadas para ellos. A un joven de perfil recto le dijo que tenía que ser juez, y el chaval, como una servidora,dudaba entre estudiar ciencias o letras. Tal vez ahorre muchos quebraderos de cabeza a la familia el tener claro que un chico de 16 años tiene que ser juez -no servía con ser un simple abogado, ni tampoco notario, ni fiscal-. También el morfopsicólogo interviene en las contrataciones de personal estudiando los rasgos de la cara. Según él, el viejo tópico de los guapos son tontos y los feos resolutivos era casi una verdad incuestionable. Como soy muy mala diré que él no era muy agraciado.

Así que a estas alturas de la película resulta que de nuevo vuelven a juzgarnos por nuestro aspecto físico, y lo que es mucho peor, nuestro careto está intimamente relacionado con nuestra capacidad para el trabajo. No podemos escapar. Por suerte, en mi caso, elegí las ciencias como profesión y las letras como pasión. Quién sabe qué me hubiera recomendado el morfopsicólogo, no quiero ni saberlo.

 

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