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anamayoral

FUNERALES CHINOS. MI TESTAMENTO VITAL.

Ignoro desde cuando los chinos contratan strippers para amenizar sus entierros, pero según una noticia que he leído recientemente en la prensa nacional -EL PAÍS o El Mundo, no recuerdo-, practican esta curiosa costumbre para atraer a la mayor cantidad posible de gente. Parece ser que cuanto más concurrido sea el funeral  "el difunto se sentirá más querido". Esta idea, que puede parecer más que descabellada en nuestra sociedad de corte católica, creo que resulta más sana que nuestras actuales ceremonias fúnebres. Ya empiezo a hartarme de que los sacerdotes monopolicen nuestro nacimiento y nuestra muerte -por no hablar de otras actividades en las que también se inmiscuyen-. Recientemente tuve que escuchar en la misa por un ser muy querido que allí estaban sus despojos, señalando el ataud. Lo hubiera abofeteado. ¿Cómo se puede hablar a la familia y amigos de los despojos de alguien a quien han perdido?

Personalmente los discursos de los curas no me consuelan, ultimamente sólo me cabrean. Alargan inutilmente el sufrimiento, intentando vestirlo de alegría por el encuentro con el ser supremo, ese ser que nos abandona a nuestra suerte en este mundo. Y la mayor parte de la gente sólo se topa con la mala suerte.

Por mi parte sólo pido que cuando muera mi cuerpo no pise una iglesia, no deseo misas ni ningún funeral católico ni laico. Sólo deseo que me incineren, y que si alguien desea acordarse de mí que escuche alguna pieza de ópera, que lea algún poema, que disfrute de un baño en el mar o que pasee por un bosque hermoso. Los que me quieran me llevarán en su corazón, no deseo torturarles con largos actos que sólo produzcan pena. Tomaos un vino a mi salud, pero lejos de la iglesia.

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