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anamayoral

Estoy harta

Sí, estoy harta del puñetero estrés postvacacional. Más que nada porque este año formo parte de ese colectivo que  no ha podido disfrutar de unas placenteras vacaciones. Me las he pasado en un hospital, como muchas otras personas, cuidando de un enfermo. Vuelvo al trabajo con un agotamiento profundo. El sufrimiento destroza, mucho más que las horas en vela. Otras personas no habrán tenido dinero para procurarse un verano lúdico, otras ni siquiera habrán disfrutado de días libres. En buena parte del mundo la gente se muere por la guerra, el hambre, la enfermedad y aquí, en nuestra burbuja particular, se abren los telediarios y la prensa con este síndrome tan grave provocado por habértelo pasado bien durante unos días.¡Qué quieren que les diga! Cuando he disfrutado de un viaje placentero o de una estancia en la playa he regresado feliz, como nueva, dispuesta a todo. Más vale que la gente se quede en su casa y deje de quejarse por imbecilidades, o que se den una vuelta por un hospital durante un ratito. Seguro que se les quitará el estrés.

3 comentarios

Ana -

Tienes razón. Para mí las vacaciones consisten en levantartarme sin la tiranía del despertador, no tener que coger el coche, comer cuando me de la gana, y poder pasear por la ciudad, sin prisas, tomarme un café en un bonito bar mientras leo la prensa, y de vuelta a casa coger un buen libro y disfrutarlo toda la tarde. Con eso me conformo. Si sale un viaje pues mucho mejor, y vuelvo con las pilas cargadas para afrontar otro curso.

Ana -

Tienes razón. Para mí las vacaciones consisten en levantartarme sin la tiranía del despertador, no tener que coger el coche, comer cuando me de la gana, y poder pasear por la ciudad, sin prisas, tomarme un café en un bonit, o bar mientras leo la prensa, y de vuelta a casa coger un buen libro y disfrutarlo toda la tarde. Con eso me conformo. Si sale un viaje pues mucho mejor, y vuelvo con las pilas cargadas para afrontar otro curso.

El Gusano -

Tienes toda la razón; en las sociedades opulentas nos quejamos por verdaderas imbecilidades. Ahora resulta que las vacaciones nos haven sufrir; al primer soplapollas que se queje en estos términos le sugiero una temporada de trabajos forzados, dándole en el lomo con un látigo. Seguro que después s ele quitaba la tontería. Yo, por mi parte, en la costa del Arlanzón. Y muy bien, no siempre hay que ir a Barbados para estar a gustito.