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anamayoral

Gestos

A María Mazo

 Aquella tarde se enamoró de todos, un hecho impensable años atrás en los que su corazón se había convertido en un furgón blindado. Pero esa precisa tarde, sin razón aparente, se enamoró hasta del aliento inocente de sus amados. Incluso sus gestos le resultaron dolorosamente atractivos, elegantes como una batuta manejada a la perfección. Y fueron los gestos, hasta los que se abortaron o los que ella intuía, los que la sumieron en un estado de gozosa locura.
 Ellos vestían ropas de estilos diferentes. Algunos mostraban el aspecto cuidado de un ejecutivo, con sus camisas esmeradamente planchadas, casi inhumanas, con el cabello pregonando un corte impecable. Otros exhibían una imagen desaliñada de osos solitarios, libres de la tiranía de las corbatas. Parecía como si ambos tipos de hombres masticasen una vida distinta o se alimentaran de un aire de composición química diferente. Sin embargo, fueron los gestos los que la enamoraban, los lazos dibujados sobre el viento para apoyar lo que se dice o para ocultar lo que se calla, toda esa fuerza contenida bajo una camisa de algodón egipcio o una camiseta de propaganda. Ellos eran almas en tránsito que ella intentaba atrapar desesperadamente, a sabiendas de que no las necesitaba.
 Lejos de sentir miedo decidió que enamorarse resultaba una bendición del destino, intuyó que los deseos se transformarían finalmente en estrellas fugaces y que ella los contemplaría, dichosa, desde el banco del Espolón mientras su amiga Pepa le contaba, del mismo modo exacto desde hacía cincuenta años, cómo la cortejó su Manolo.

1 comentario

carmelo -

"MUERTE A LOS IMBECILES"
el contenido seguro que es excelente,el título genial,voy a por él.Besos.