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La estación de los amores II dedicado a Belén

Tal vez todo se reduzca a la influencia de los planetas el día que nacemos. Con esta idea escribí este relato que vuelvo a publicar para Belén y que ya apareció en el blog en abril de 2007. Casi lo había olvidado, espero que os guste a todos:

" Podría tratarse de la estación de ferrocarril en la que más besos se han esperado. Podría ser la estación del año en que nos tomamos o dejamos. Para Eva era septiembre, sin duda, el mes del amor. Muchas veces pensó en la influencia de su signo del zodiaco: virgo, que también reinaba en septiembre. Resulta demasiado manido escuchar que la primavera la sangre altera. Sin embargo, lo inaudito, es que septiembre, el mes que preludia el frío y la recuperación de los quehaceres diarios volviera más atractiva a Eva. Tal vez, tras el verano, se volvía más luminosa, su cuerpo experimentaba una despistada primavera que seducía al sexo contrario. También es posible que con el sol desapareciese su acné. En cualquier caso es preciso no olvidar que también se convertía en el ser más aburrido, porque en ese mes también era abandonada, o incluso el más odioso cuando era ella la que rompía.
Ellos la amaban en la época de la vendimia y el vino del amor fermentaba en las barricas de su cuerpo. Aun así, quiso enamorarse en otras épocas, pero fue imposible. Nunca pudo vivir el típico amor de verano, algún suceso truncaba cualquier pasión emergente, y nunca pasaba de las miradas. Aunque lamentaba que algunos hombres aparecieran por su vida en el mes de agosto, bien porque eran irresistiblemente guapos o bien porque le parecían divertidos o inteligentes, pero nunca se desesperaba. Sabía con toda seguridad que al llegar septiembre ocurriría el milagro.
 Conoció a los tres hombres más importantes de su vida en septiembre, y en es mes le declararon su amor. Los enamoramientos en otras estaciones nunca prosperaron, como si el amor fuera una planta que era preciso sembrar en la tierra adecuada. Y Eva era un suelo infecundo el resto del año.
 En septiembre se le acumulaban los aniversarios: el de la declaración, el de la boda, el cumpleaños, el de las dolorosas rupturas... pero al llegar al último hombre sólo pudo recordar dos fechas. Las demás se fueron desapareciendo del calendario del alma y al final pintó de color rojo todos los días de septiembre, todo el mes se convirtió en una fiesta, el aniversario de los amores perdidos, el de los amores recuperados, amores que como uvas se cosechan en la vendimia que derrama vida tan sólo en septiembre."
Ana Mayoral 7/04/07

4 comentarios

Ana -

Gracias, Julia. Y me alegra saber que te he aliviado un poquito el calor veraniego con esta historia de amores y zodiaco.

Julia -

Belén debe estar agradecida por las formas, por lo cuidado y por la sonrisa que habrá nacido entre sus mofletes al recibir un soplo de aire tan fresco en un día tan caluroso como este. Espero poder escrbir con esa vida algún día.

Ana -

gracias por tus comentarios. Me alegro de ir mejorando con el tiempo y espero no defraudar nunca a los que me seguís. Prometo seguir dando guerra.

Ramón -

Me ha gustado mucho, pero que mucho, tu relato. Hay que reconocer que, en cuanto al arte de escribir, tomas cuerpo en barrica como los mejores vinos. En esto de escribir hace falta mucha práctica y el suave poso del tiempo. ¡enhorabuena!