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anamayoral

Espero que no os enfadéis

Vaya por delante que quiero mucho a mis amigos, y, la verdad, no sé cómo decirles que no me envíen esos mensajes que tanto abundan por la red. Me refiero a los que antes venían en forma de carta, con una peseta pegada con un celo y ahora invaden el correo bajo la amenaza de innumerables desgracias si no se reenvían a unos cuantos incautos.

Y lo peor no es eso. Existe otro tipo de mensajes, gestados por quién sabe qué entes y cuáles son sus oscuros fines, que también nos amedrentan con timos varios, enfermedades, y cualquier otra cosa que cause temor. Esto es como la lista de aditivos alimentarios en las que figuraba como cancerígeno el ácido ascórbico -que es el nombre científico de la vitamina C- o el cloruro sódico, que no es más que la humilde sal de cocina. Lista supuestamente elaborada por un hospital de Getafe que no existía.

La gente difunde estos mensajes con la esperanza de que los amigos no caigamos en las garras de los desaprensivos timadores o que no enfermemos por culpa de los aditivos alimentarios. Y es de agradecer que se preocupen por una. Pero la verdad, he de confesar que ya no los abro. Los mensajes que vienen con uno de esos archivos adjuntos, en el 99.99% de los casos no tienen nada personal (lo he comprobado), y a mí, que tengo mi corazoncito, me gusta que lo que me envíen tenga alguna noticia de mis amigos, de cómo están, de cómo les va la vida, y no archivos de dudoso origen que me meten el miedo en el cuerpo. Para eso ya están los telediarios.

Por mi parte jamás envío archivos de ese tipo, quien me conoce lo sabe. Así que por el bien de la humanidad, dejemos de meternos miedo, y contémonos más cosas nuestras, seamos más humanos. Espero que no os enfadéis, ¡eh!

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