Profesores, horario y el valor de la educación
Reproduzco aquí una carta publicada en el Diario Montañés, me temo a que a gran parte de la sociedad no le importa esto, pero a los docentes sólo nos queda el recurso de la pataleta.
Profesores, horario y el valor de la educación
Los profesores de enseñanza media no trabajamos 18 horas. El horario oficial consta de 27 horas semanales de permanencia en el centro. Además del aula, se recibe a padres, se celebran reuniones de coordinación, se cubren ausencias mediante guardias, se realizan labores de tutoría, etc.
Las clases y los exámenes no surgen por arte de magia. La corrección de tareas diarias o semanales, la revisión de cuadernos, la preparación de clases, de exámenes y su correspondiente corrección puede ocupar una media de tres horas diarias en casa —digo media, habrá días de seis y días de dos— calculando solo de lunes a viernes. Eso supone un trabajo semanal total de 42. Con evaluaciones o claustros pueden llegar a 50 ó 55. Añadamos que no pocos profesores reciben a padres de alumnos fuera de horario para facilitarles la visita por problemas laborales. Entre 14.30 y 20.00. Es decir, fuera del horario oficial. Y que no pocos realizan voluntariamente exámenes vespertinos para que los alumnos dispongan de más tiempo y estén menos presionados por el apretado horario matutino. Sin contar los cursos de actualización pedagógica a los que se asiste, siempre en horas extra.
No es cierto que a partir del próximo curso vayamos a trabajar dos horas más. Eso en realidad supone un grupo o dos más, de 30 ó 35 alumnos cada uno. Por tanto, más que preparar, más que corregir, más que evaluar. Podríamos llegar de 47 a 60 horas semanales de trabajo. Todo se debe a que nos consideran vagos y privilegiados. Y a que van a echar a la calle a cientos de interinos. Pero mi oposición no es un privilegio. Y mis estudios, mi conocimiento, mi experiencia y mi tiempo valen mucho dinero. Y, si no, por lo menos merecen aprecio y valoración por parte de la sociedad cuyos hijos educamos. Si esa sociedad y sus autoridades no valoran la educación, la cultura y la ciencia de un país, ¿por qué y para qué vamos a valorarlos nosotros? No lo fíen a nuestra vocación. Lo que es la mía no abarca tanto. Señores, a partir de ahora se acabó dedicar un minuto más fuera del horario firmado.
ANA GÓMEZ, PROFESORA DEL IES JOSÉ MARÍA PEREDA
El Diario Montañés, 21 de febrero de 2012
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