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Un extraño en mi tumba, Margaret Millar

Se trata de una novela de la que no había oído hablar, ni tampoco de su autora. Ha sido un hallazgo maravilloso. La autora escribe una obra magistral, donde el suspense te lleva a vivir en el interior de una película de cine negro.

Su prosa es magnífica, la descripción de los personajes y de los ambientes hace que puedas contemplarlos tan de cerca como si los pudieses tocar sin que la lectura sea aburrida.

Al principio el tedio de la protagonista marca el ritmo de la obra, y al final el ritmo crece, a medida que las piezas del puzzle van ocupando su lugar. Una auténtica delicia.

La autora nació en Canadá, en 1915 y murió en California en 1994. Se casó con otro escritor, Keneeth Millar (que firmaba con el seudónimo de Ross MacDonald).

Sus novelas no tuvieron al principio una buena acogida, pero en 1956 recibió el premio Edgar Allan Poe por la novela La bestia se acerca, y ya muy mayor fue reconocida por otras novelas como la que estoy comentando y Mas allá hay monstruos (Un extraño en mi tumba, Margaret Millar. Grandes Clásicos de la Novela Negra.RBA 2014).

 

 

Seda, Alexandro Baricco

Si hay una historia de amor, vive en Seda. Cuando me enfrenté a él, en las primeras páginas, pensé que se trataba de un relato de viajes. El oriente lejano se me reveló cruel, cargado de un exotismo hermético. No me pareció una histora de amor, a pesar de que el protagonista languidecía progresivamente por una pasión bastante imposible.

El relato es ligero y suave, como la seda. En sus hilos brillan muy pocos elementos que dan como resultado un tejido brillante. Leer Seda equivale a abrir un paquete en el que unas capas de papel se suceden a otras, hasta llegar a una perla de corazón imprevisible. Seda es degustar un bombón único de sabor exquisito. Se disfruta y se llora, porque no habrá otro igual.

Lo leí hace muchos años y volveré a leerlo sin duda.

Vida más simple

Eso es lo que me propongo todos los años cuando el verano llega a su fin. Sobre todo después de una estancia en un hotel, cuando vives en un espacio reducido y con los objetos que caben en una maleta. Afortunadamente,  no he volado con una compañía de bajo coste, por lo que mi maleta es grande. Aún así,  en estos momentos soy plenamente consciente de todos los objetos que me rodean, recuerdos de un pasado que deseo evocar conservándolos a toda costa.

Es entonces cuando me invade una necesidad arrolladora de diseñar un plan para reducir al mínimo mis posesiones materiales.  Acudo a los artículos de autoayuda que abundan en el ciberespacio. Planes que básicamente se reducen a eliminar cosas rotas, o que ya no nos gustan, o que no utilizamos. Y para acallar nuestra conciencia deberíamos donar los objetos en buen estado, o venderlos o tirar al contenedor adecuado los que ya son inservibles.

Además,  recomiendan fragmentar la titanica tarea en 21 días.  Algún guru de estos temas afirma que cualquier habito se consigue trabajándolo durante 21 días.  Así que siendo esa la cifra mágica para que nuestro cerebro abandone la desidia, podemos dividir la "minimizacion" de nuestra vida en 21 tareas. Si empiezo el 1 de septiembre el 21 habré terminado y a otra cosa, mariposa. 

En esta lista de tareas hay un día que me parece terrible: ordenar el despacho. Para eso no necesito un día, sino a alguien con un látigo que me obligue a hacerlo. Me da mucha pereza. Así que no voy a postergar la tarea, lo haré el 30 de agosto, y así septiembre no será tan deprimente, hablando en terminos laborales. Si pudiera permitírmelo contrataría a una persona que hiciera por mi las tareas relacionadas con los papeles.

Escribo todo esto lejos de mi hogar, en mi habitación de hotel minimalista. Y me he quedado muy a gusto reflexionando sobre mis propósitos para el próximo curso. Espero que cuando revise este texto en el futuro haya conseguido simplificar mi casa. La casa es un reflejo de nuestra vida, y yo no deseo una existencia apegada a objetos que ya no me hacen feliz.

 

Una americana casposa

Acabo de ver un artículo sobre las novedades  de Zara. Una americana para mujer, 90 euros, oversize, de nuevo una palabra inglesa, y que se parece a las americanas que podría haber llevado un hombre hace más de cuarenta años. una amercana de lo más casposa.

Una cosa es la libertad que se respira actualmente en el mundo de la moda y otra la fealdad.

Adoro la moda. En los tiempos que tenemos que vivir, en que debemos quedarnos en casa para no contagiarnos ni contagiar, leer artículos de moda en internet es un pequeño consuelo. También me encantan esos artículos de influencers,  inglés de nuevo, de todas las edades incluso de la mía: fabulosas y libres.

Pero la libertad tiene un límite. La fealdad. Esa americana sólo puede quedarle bien a una mujer bellísima, porque nadie mirará la prenda, solo se la verá a ella.

Otra de las ventajas de la moda actual es que se lleva todo y de todas las épocas.  Así que este año he vuelto a sacar del armario unos pantalones de pana de cortefiel de campana con al menos quince temporadas y otro de Pilar Prieto,vaquero 100%. !Como cuesta encontrar Un vaquero 100% algodón!

También he rescatado una falda lápiz imitación cuero de Zara por la que el tiempo parece no pasar. Esta sí fue una buena adquisición . 

Pero si tuviera una de esas americanas de cuadros de algún tio mío no me la pondría por nada del mundo. 

Por favor, con lo que tenemos que sufrir estos días, las personas nos  merecemos ropa bonita que nos alegre la vida y no una americana casposa.

ANOCHECER EN CANTABRIA

Es la hora.

Las musas abandonan su escondite

de luces.

Florecen los sonidos

con la cadencia de la primavera.

Todo es veloz y lento a la vez.

La muerte del sol,

la invasión inexorable de la noche,

la humedad que se adueña de la luz.

Aquí todo es hermoso.

La encantadora de patos

 

 

              ¿Dónde estará esta foto? ¿Quién sería el fotógrafo? La mente de Amaya viajó a una mañana de primavera, que imaginaba luminosa, en un paisaje mediterráneo como la Toscana, en los lejanos años 40. Veía en mitad de una pradera a una niña morena, con sus dos largas trenzas cayendo por la espalda, rodeada de un montón de patos. Los animales picoteaban entre las hierbas buscando caracoles entre la masa húmeda y fragante de hierba. Teresa los miraba, pero no veía aves sino un bonito abrigo con el que soñaba desde hacía meses y que sus padres no le podían comprar. Aquella mañana luminosa de los años cuarenta, Teresa pastoreaba sus patos con la ilusión del dinero que ganaría cuando los vendierra, con la esperanza de conseguir el abrigo deseado.

Un hombre detuvo un automóvil junto al prado. Aquello era algo insólito, no había muchos vehículos por esa época que transitasen por caminos y carreteras. Pero lo más insólito fue que el hombre se bajó del coche con una cámara de fotos entre sus manos.

-¿Puedo hacerte una fotografía? -le preguntó, tras quitarse el sombrero y hacerle una pequeña reverencia.

A Teresa se le quedó grabada aquella mañana para toda su vida. Nunca pensó que su humilde actividad le resultaría atractiva a nadie. Y puso su mejor sonrisa para la imagen que jamás vería impresionada en un papel fotográfico.

Aquella primavera tampoco se borraría de su larga memoria de noventa años. Sus padres destinaron el dinero que obtuvieron por los patos al negocio de su hermano mayor.

Décadas después pudo comprarse abrigos, pero en su armario siempre faltaría el que había tejido con sus recuerdos y que se había cosido a su alma, como uno de los primeros desengaños de la vida.

A Amaya le gustaría encontrar aquella foto para devolverle a su suegra algo de aquel duro trabajo, para compensarla de aquella pérdida de la inocencia que había roto en mil pedazos su propio cuento de la lechera. Quería hacerlo porque ahora pensaba mucho en ella. En su infancia sufrió los horrores de la guerra y ahora se veía encerrada en su hogar, lejos de su familia, sin apenas poder moverse, con su marido enfermo. Aún así, cuando intentaron llevárselo al hospital sacó fuerzas de donde no existían y les impidió que lo hicieran. Sabía que si lo hacían no volvería a verlo. Y lo consiguió. Amaya no conocía a una mujer más luchadora que ella.

Bati

dedicado a Miguel

 

Al niño le cuesta mucho dormir. Se asoma a la ventana cuando se despiertan las estrellas, que le guiñan los ojitos. Y después, salen los animalitos de la noche.

El señor buho espera sentado en su rama favorita.

Las luciérrnagas bailan entre las flores dormidas.

Bati, el pequeño murciélago, termina la leche que su mamá le ofrece en un abrazo tan inmenso como la oscuridad de la noche. Se envuelve en sus alitas y se queda junto a los otros murcielaguitos. Así, juntio, se dan calor, mientras sus madres y madres salen del escondrijo. Vuelan deprisa hacia el bosque para buscar comida. Abandonan el alero del tejado en el que se ocultan. La familia que vive en la casa no les molesta, solo los contemplan cuando salen a su caza nocturna. El niño que no puede dormir los cuenta, uno, dos, tres, cuatro ...., cae en un profundo y dulce sueño.

Tiempo de violetas

No es tiempo de violetas.

Sus corazones verdes,

oscuros como piedras vocánicas

se ofrecen desnudos

de pétalos perfumados,

o tal vez ya florecieron

y no supe verlos

en la tristeza de las tardes

eternas de febrero.

Blogs literarios

literaturanórdica y si losheleídotodos.blogspot.com

 

Hay que echarles un vistazo

EXTRAÑOS EN UN TREN NOCTURNO, de Emily Barr

Estoy en una fase en la que sólo me apetece leer novela de misterio o historias góticas. A la primera categoría pertenece esta obra de Emily Barr. Hay un misterio, como debe ser, pero también una profunda reflexión sobre las relaciones familiares, que como bien sabemos no siempre son tan idílicas, y tambien sobre las relaciones de pareja, a las que alguna vez nos hemos aferrado para escapar de una situación de abandono, de soledad o de ansia de ser como todo el mundo. Sin embargo esas relaciones no funcionan, nacen y malviven desequilibradas. Uno de los miembros de la pareja siempre se entrega al máximo y el otro se deja querer, engañándose, hasta que la realidad le explota en la cara y descubre que ya no puede aguantar más.

Las novelas, como las recetas de cocina, contienen una serie de ingredientes que bien elaborados proporcionan mucho placer a los lectores. En mi caso, además del misterio, otro de los ingredientes que no falla es que la historia transcurra en Inglaterra. No me pregunten por qué. Un escenario rural, con la casa y el jardín, en este caso en el idílico Cornualles, que se alterna con el frenético Londres, y que se conecta felizmente con un tren, y ya sea nocturno o no, me resulta tremendamente atractivo. Será cosa de "hacérmelo mirar".

La novela me ha encantado, me la he bebido en cuatro días, y la he disfrutado un montón. La recomiendo vivamente y espero leer en breve la otra novela que ha publicado: El único recuerdo de Flora Banks.

Saturno entra en Capricornio

Escucho en un programa de radio nocturno, el que me salva ultimamente del insomnio, que saturno entra en capricornio, lo que en el mundo de la astrologia implica que saldrá de mi signo zodiacal. Parece ser que el pérfido saturno estaba afectando a la mitad de la población humana. Su influjo consistía en enfrentarnos al paso de los años, a la pérdida de los seres queridos y a otra serie de dificultades propias de los que hemos cumplido ya unas cuantas décadas. 

Decía el astrólogo que para algunas personas era positivo, pues reflexionaban ante esas situaciones que les planteaba la vida y salían reforzados. Para otros, los que no aceptaban la aparición de arrugas y la irrupción de enfermedades en la familia, la respuesta había sido la depresión y el el desconcierto.

El maldito saturno salió de mi signo zodiacal al mismo tiempo que la navidad invadía nuestros hogares. Espero que la presión que ha ejercido sobre la mitad de los signos zodiacales haya desaparecido de verdad, de forma misteriosa e incomprensible como misteriosa e incomprensible es la supuesta influencia de los astros en las vidas de los humanos.

Así lo espero, porque por una vez en mi vida me he sentido desarmada ante sucesos que se precipitaban al mi alrededor, aludes de infortunio que he sido incapaz de digerir.

No me gusta proponerme cosas para el próximo año. Pero desde aquí, desde este rincón que ignoro si aún alguien lee, me propongo dos cosas:

Retomar este blog, cuya escritura me llenó tanto durante tanto tiempo.

Ordenar mi casa.

El primer objetivo es más factible, el segundo ya lo he puesto un poco en práctica pero dada mi tendencia a la entropía me temo que no me durará mucho. Hay cosas que no tienen arreglo.

 

ah! FELIZ 2018

Siempre el sol

Se anuncia una sequía apocalíptica y al día siguiente la lluvia barniza las calles, da lustre a los polvorientos árboles y dota de cualidades resbaladizas al empedrado. La mañana es triste. No por la lluvia tan deseada, sino porque la tristeza se escapa de los poros de mi alma, enturbiando el cielo, empañando los cristales de mi casa.  Tengo derecho a sentirme triste, a que la pena me visite unas horas, a que las sombras me abracen sin consuelo. Pero también me siento en la obligación de sacudirme, de desembarazarme del pesar y mirar a través de las nubes. Y detrás de las nubes siempre espera el sol.

las palabras

A veces

Cuando las palabras sobran

Solo nos queda la palabra.

Cuando las palabras no bastan

Solo nos quedan las palabras.

Palabras para denunciar tanto dolor

De tanta gente

Que desaparece en el silencio

De nuestras bocas sin alma,

Almas que nos parecen lejanas,

Y su dolor leve 

Es cosa de los telediarios.

A veces, ante tanto dolor ajeno

Pierdo la palabra,

Y me oculto entre la vergüenza inmensa

Que me produce tanto dolor ignorado.

Más moda: vocabulario imposible

Desde hace años me percato de la invasión del idioma inglés -que por otra parte adoro- en las revistas de moda. La verdad es que se hace ya muy pesado. Lo que podía ser algo refescante (cool) se está convirtiendo en un castigo. Ya nadie escribe sobre una cazadora de cuero de toda la vida, ahora es un perfecto. Los trajes son outfits, y los tacones estiletos o algo así. La barra de labios es el rouge, el colorete el blush y el cepillado del pelo brushing. Por no hablar de que ahora no se corre, se hace running. Todo esto es innecesario. Si que es verdad que te permite aprender vocabulario por si te enfrentas a un texto en inglés. Pero claro, de los que no tiene mucha miga. Y como decía en el artículo anterior, están las it girl, el front row de los desfiles de moda y la kissing room donde se dan palmaditas tras finalizar el show.

Todo ello no me hace cambiar de opinión. La moda nos divierte y nos asombra, a pesar de esa colonización lingüística.

Bloggers de moda y otras cosillas del gremio

Nada más comenzar me percato de de que en lugar de Bloggers debería comenzar este artículo con Bitacoreros o algo así. Más que nada para ser coherente con lo que viene a continuación.

Este fenómeno de las bitácoras o blogs de moda no deja de sorprenderme. Más aún me llama la atención el universo de las it girls, o sea, de las mujeres que se toman como referencia a la hora de buscar nuevas tendencias o copiar vestimentas. Este movimiento ha provocado que se pierda el misterio. Me explico. Hace años veías una foto en una revista de esas mujeres e inmediatamente te preguntabas de quién era el vestido, quién la había peinado o de qué marca eran los zapatoss. Hoy el misterio está resuelto. Te muestran un conjunto ideal y te revelan de que diseñador o marca son cada una de las piezas que llevan puestas. Y nada, a copiar el modelito, a aplicarte las cremas que dejan esa piel maravillosa para ver si nos parecemos un poco a nuestra estrella favorita.

Por otro lado, es de agradecer que las diosas que están en el candelero compartan sus secretos, sobre todo cuando los precios de las prendas, accesorios y potingues varios son asequibles.

De todos modos no debemos olvidar lo que decía mi madre: "cuando alguien tiene buen tipo da igual que se vista con un saco de patatas". Y esa falda de trapillo que luce la chica de moda en su blog a nosotras nos queda como a un Cristo dos pistolas. Sin olvidar que los maravillosos zapatos nos pueden destrozar los pies, si es que conseguimos dar un paso con ellos.

También me sorprende -aunque yo también soy un ejemplo de ello en esta bitácora- ese afán de exhibición que tanto propicia la red. Lo que me lleva a la sección de mi admirada Eva Hache en la revista Elle. En ella una lectora le comenta algo así como que no dispone de ropa tan desfasada y estrambótica que acumulan algunas blogueras en sus conjuntos. Estoy totalmente de acuerdo con Isabel Bernardo, de orense. A mi me da la sensación de que cogen lo más extraño que aparece en un baúl de los recuerdos o en un saldo de mercadillo y se lo ponen todo junto para ser más originales. Especialmente me horrorizan las que mezclan estampados que dan dolor de ojos y encima se ponen zapatos con calcetines. Gracias Eva por tu sección. Te alegra el día con esa brisa de sensatez.

Sólo espero que los blogs no nos priven del placer de comentar con las amigas las prendas que has adquirido y escuchar cómo les gusta el vestido que has comprado por cuatro perras.

Por cierto, un consejo para ir de compras en tiempos de crisis: Sal de casa con unos taconazos incómodos. irás divinísima pero no caminarás más de 100 metros y gastarás tan sólo en un café para coger fuerzas y en un taxi para volver a casa. Ahorrarás en la adquisición de prendas que realmente no necesitas y no te caben en el armario, y por lo menos les dará el aire a esos zapatos que te compraste en las rebajas aunque sabías en el fondo de tu alma que no los soportarías. Yo tengo unos cuantos pares de esos. Ya es hora de sacarles de paseo.

 

PERDÓN a los lectores que esperaban que el primer artículo después de tantos meses fuera más profundo. Lo siento. Todo lo que veo a mi alrededor es tan duro que sólo quiero brindarles un rato de sandeces para poder sobrevivir el día a día.

 

 

Libros olvidados

Una noticia televisiva me recuerda aquel lugar mágico: El cementerio de los libros olvidados que aparecía en la novela La sombra del viento. Una cadena hotelera guarda los libros que los huéspedes olvidan -de manera deliberada o por descuido- en las habitaciones. Como es lógico, sus títulos coinciden con los más vendidos del momento. Los recogen y ofrecen a los clientes, o bien los donan. Ese es el destino de los libros sin dueño.

El otro día fui testigo de un acto de bookcrossing: un hombre dejó en el banco de un parque un ejemplar de una novela de Mary Higgins Clark. "Se ha olvidado el libro", le grité cuando se marchaba. "No", me contestó sonriendo. "Lo he dejado para otra persona".

No me atreví a cogerlo. Pero de lo que me arrepiento es de no haberme quedado para observar quién sería su futuro lector, cómo lo descubriría y cómo se lo llevaría. Ahora la historia se ha quedado incompleta y sólo me resta imaginar lo sucedido, que también tiene sus ventajas.

 Los libros guardan secretos y sus lectores muchos más. Nuestra imaginación puede transformar un hecho sencillo en un fenómeno mágico, plagado de misterio. ¿Cómo son las vidas de los que olvidan y de los que encuentran? ¿Qué ocurriría si supieran unos de los otros?

Otro Caleidoscopio en diciembre

Me ha llegado un mensaje de la Tertulia Caleidoscopio. Un correo que me ha alegrado muchísimo: en diciembre tendremos otro ejemplar de la revista para disfrutar. En estos tiempos, en los que la cultura no es una prioridad sino casi un privilegio,esta noticia aparece como un milagro. Espero poder participar en este festín literario.

Caleidoscopio Nº 12 y Feria del libro

Ya hemos liberado la revista caleidoscopio  a su destino habitual y primigenio: la Feria del Libro de Burgos, para que los libreros la obsequien a los lectores cuando realicen sus compras. También puede obtenerse en las bibliotecas, centros culturales, etc.

Hemos procurado que sea una revista con la misma calidad en papel de estos últimos tiempos, así como el contenido, que en esta ocasión va dedicado especialmente a Bernardo Cuesta y a Jorge Villalmanzo.

Es quizás esta la última ocasión para posar nuestros ojos en este caleidoscopio literario. Revista que nació con una gran modestia pero con enorme ilusión. Mucho me temo que iniciamos un paréntesis en el que la revista no saldrá en papel, y no porque nos hayamos vuelto ecologistas de pro sino porque ya no disponemos de las subvenciones de cajas y del ayuntamiento. Quiero hablar de paréntesis y no de final, porque me niego a perder la esperanza de que la situación mejore y volvamos a tener una revista literaria gratuita en la ciudad. Por nuestra parte, seguiremos escribiendo y creando poemas, historias, y ya veremos la forma de hacerlas llegar a los ciudadanos.

Mil gracias a todos los que habéis colaborado con la revista durante estos años y a los lectores. Un fuerte abrazo a todos.

De tacones y mujeres

Hablando de tacones, ya existe una corriente -al menos de periodistas- de mujeres que se niegan a subirse a tacones imposibles. Los tacones, que nos hacen más altas y estilizadas, también nos destrozan los pies inútilmente. Algunas periodistas manifiestan en sus artículos su intención de abandonar los tacones, y otra presenta un programa de máxima audencia cómodamente calzada con zapato bajo. La verdad es que las mujeres nos complicamos la vida solitas, no nos conformamos con arreglarnos para salir y tenemos que ir de punta en blanco al trabajo subidas en plataformas cada vez más absurdas. Los diseñadores colaboran con esta locura poniendo a nuestra disposición zapatos impensables hace unos años. Yo misma sucumbí a unos que estaban muy baratos y que aún no he sido capaz de calzarme, pero hace tiempo que abandoné los tacones para el trabajo y los dejo para contadas ocasiones, tan contadas, que ya ni sé caminar con ellos, y creo que los dejaré definitivamente. Quedarán bonitos en una estantería y mis pobres pies, aliviados.

Respecto al texto sobre la mujer real

Pues nada, si Vargas Llosa dice que no es suyo y que es algo cursi, allá él. A mí y a unas cuantas nos había hecho ilusión el homenaje a la mujer real, a la que está en la calle y no en la pasarela.

En cualquier caso felicito al autor o autora -al final va a ser una mujer- y otro día con más tiempo hablaré de los tacones, tema que parece una frivolidad dada la situación económica pero que está ahí.

Un abrazo a todas las mujeres reales.

Gracias a Pink Ribbon por aclarar el tema.